¿Cómo hacer del sol nuestro mejor aliado?

La importancia del sol para nuestra salud. Consejos para pasar un buen verano libre de incidencias y complicaciones solares.

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¿Cómo hacer del sol nuestro mejor aliado?
Fotografía de Víctor López
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Sobre el Autor. Víctor López García. Médico Gerontólogo. Médico Escritor. Responsable del área de salud en UDP. Autor del libro “Longevidad extrema: un desafío existencial”.

La redacción de este artículo sobre el sol resulta oportuna, dado que ya hemos entrado en el periodo de vacaciones.

La verdadera importancia del sol para la salud y la vida

El hombre ha sido creado para estar en contacto con un entorno natural y ser continuamente estimulado por agentes naturales como el sol, el aire, la brisa, el viento, la luz, vegetación, los olores de las plantas y las flores, etcétera.

El Astro Rey es un agente vivificador y conservador de la vida por excelencia.

Algunos pueblos antiguos lo han adorado como a un Dios.

Sin el sol y el agua no es posible la vida.

Entre otras importantes misiones biológicas los rayos ultravioletas del sol limpian las aguas del planeta Tierra (ríos, fuentes, lagos, etcétera) por su efecto microbicida y también contribuyen a eliminar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y enriquecerla con oxígeno por efecto de la fotosíntesis de las plantas.

Éstos serían unos pocos ejemplos de lo mucho que hace el sol para todos nosotros.

Finalmente, con una exposición deficiente o insuficiente a la radiación solar la salud se resiente muchísimo como veremos a lo largo de este artículo.

¿Por qué se critican los baños de sol?

¿Es realmente el sol nuestro amigo o nuestro enemigo?

El hombre no toma el sol de una forma gradual, prudente y progresiva (y, con protección). Se da un abuso y mal uso de los rayos solares. A veces, incluso de manera compulsiva (por efecto de la moda, culto a la belleza, etcétera).

El sol se está volviendo en este sentido, un agente natural agresivo y dañino. Inciden también en este efecto negativo del sol las influencias perjudiciales del cambio climático, el deterioro de la capa de ozono, el estrés oxidativo ambiental, el efecto invernadero, las deficiencias de la nutrición en vitaminas, oligoelementos, antioxidantes y ciertos minerales protectores… y, también, el seguir esa moda compulsiva- ya referida- de estar moreno a toda costa, incluso con la ayuda de las cabinas de rayos UVA.

Como trasfondo de esta cuestión se da un estado enfermizo y desnaturalizado del hombre actual, por efecto del progreso y de la civilización (como consecuencia de la vida antinatural).

Gracias a los avances científicos, técnicos, nutricionales, higiénicos y farmacológicos hoy en día se puede tomar el sol con toda tranquilidad.

El sol es un agente terapéutico en medicina natural y en la terapéutica física y se ha utilizado mucho en sanatorios, balnearios, centros termales de muchos países como Alemania, Austria, Suiza, etcétera siguiendo unos protocolos específicos.

Ya ha pasado aquella época en la que se tomada el sol en solariums, en las azoteas y terrazas, y en las clínicas y sanatorios, sobre todo, para tratar las dolencias tuberculosas óseas (columna vertebral).

El tratamiento específico de los rayos solares se conoce por helioterapia, de helios= sol y terapia= tratamiento.

El sol en ese sentido se puede aplicar tanto a sanos (prevención de enfermedades, mejora o mantenimiento de la salud, fines de conseguir rejuvenecimiento y belleza) como a enfermos (combatir ciertas enfermedades como la tuberculosis articular y ósea, el raquitismo, la osteoporosis…). A lo largo de este artículo se aportarán más datos sobre este particular

¿En qué enfermedades va bien la cura solar?

En los enfermos afectados de:

  • Raquitismo
  • Osteoporosis (descalcificación ósea)
  • Osteomalacia (reblandecimiento del hueso por falta de vitamina D, y depósito de calcio y fósforo en el hueso). Falta de exposición al sol.
  • Depresión, falta de vitalidad y energía
  • Focos infecciosos ocultos (crónicos)
  • Menopausia
  • Andropausia
  • Vejez prematura
  • Reumatismos crónicos (artrosis)
  • Deficiencias en el crecimiento en los niños
  • Tuberculosis vertebral (Mal de Pott)

¿Quiénes no deben exponerse a los rayos solares?

Aquellas personas que padezcan:

  • Fiebre (enfermedades infecciosas agudas)
  • Congestión de la cabeza
  • Congestión pulmonar
  • Tuberculosis pulmonar activa
  • Hemorragias agudas
  • Ciertas enfermedades de la piel (porfirias, lupus eritematoso, y rosácea)

¿Qué radiaciones emite el sol?

El sol emite unas radiaciones de diferente longitud de onda que se conocen por los rayos ultravioleta UVA, UVB y UVC. Los UVC son adsorbidos prácticamente en su totalidad por la capa de ozono que se halla en la estratosfera.

Esas radiaciones pueden ser más o menos potentes según el lugar donde incidan: más abundantes y potentes en el clima de altura (de montaña), que en las llanuras. Por otra parte, los rayos ultravioletas son potenciados cuando hay presencia de nieve o del mar, porque rebotan en la nieve y en el mar.

Los rayos UVA de largo alcance y penetración en la piel son responsables, sobre todo, del envejecimiento cutáneo y a, la larga del cáncer cutáneo.

Los rayos UVB tienen menos poder de penetración, y provocan a corto plazo enrojecimiento de la piel (eritemas), quemaduras e insolaciones.

Éstos últimos afectan sobre todo a la epidermis y, a larga, pueden producir cáncer de piel (epiteliomas, melanomas).

Estos también contribuyen en el bronceado (acúmulo del pigmento melanina en la piel) y en el depósito de vitamina D en la misma.

Otros rayos que emite el sol son los infrarrojos (que son invisibles) y producen calor, queman la piel, y, asimismo, producen deshidratación, insolaciones y golpes de calor (tan nefastos en las personas mayores).

En realidad, los tres tipos de rayos solares interactúan y se potencian entre sí.

La exposición reiterativa y abusiva (crónica) a los rayos solares expone a la piel a sufrir cambios atróficos y degenerativos, que pueden llegar a ser irreversibles como el envejecimiento, sequedad y endurecimiento (pérdida de elasticidad) de la piel que se da, sobre todo, en los campesinos, marinos, pastores, guardabosques, etcétera, que están muy expuestos al sol. Todo ello puede llegar a inducir cuando la exposición es continuada y persistente a la producción de carcinomas cutáneos y melanomas.

Finalmente, existen otros rayos más indefinidos que provienen del espacio exterior y se conocen por rayos cósmicos

Estos parecen que también producen efectos benéficos, aunque están menos estudiados.

¿Cómo se deben tomar los baños de sol?

Los baños de sol hay que tomarlos con método, de forma progresiva (empezando por las piernas) y con la debida protección (preparación o prebronceado) y cuidando la hidratación del cuerpo y de la piel, y siguiendo una alimentación adecuada rica en vitaminas (A, C, E…)

Para la protección solar como tal se utilizan diversos protectores solares como cremas, lociones, aceites, etcétera, cuya aplicación debe seguir una metodología especifica.

Se rigen por un índice de protección solar (FPS= factor de protección solar)), que va desde el 6 hasta el 50.

En ciertas zonas más expuestas directamente a los daños por la radiación solar (cara, nariz, cuello, hombros, etcétera) hay que hacerlo con especial cuidado.

La cabeza siempre deberá estar a la sombra.

El sol se puede tomar tumbado o andando (paseando).  Es mejor andar que estar parado.

La cabeza levantada en los hipertensos y en los que tienen tendencia a la congestión cerebral.

Las mujeres deben evitar exponer al sol las piernas hinchadas y con varices. Si lo hacen deben ponerlas un poco elevadas y refrescarlas con agua de vez en cuando.

Se puede tomar el sol preferentemente en las primeras horas de la mañana y en las últimas horas de la tarde (evitándolo entre las 12 horas y 16 horas de más calor), sobre todo, en los días de mucho calor en verano.

Se puede tomar el sol en el cuerpo entero o en algunas de sus partes.

Durante el baño de sol la persona puede tomar líquidos a sorbos (agua mineral, zumo de limón diluido…) para evitar deshidratarse.

En las personas muy sensibles al sol lo pueden tomar en la “entresombra”.

Para estar bien protegido ante los efectos perniciosos del sol hay que llevar gafas de sol (que filtre los rayos ultravioleta UVA y UVE, homologadas por la Unión Europea), sombrero (a ser posible de paja perforado), gorra, visera; utilizar sombrilla, camiseta…Recordar que también hay que aplicar cremas, lociones, aceites, etcétera tras las sesiones del bronceado con efecto calmante, regenerativo, hidratante de la piel, etcétera.

Efectos beneficiosos del sol sobre el cuerpo, los nervios y la mente:

Son innumerables los efectos estudiados, pero yo hago aquí referencia a los más importantes:

  • Aumenta la temperatura cutánea (sobre todo, por efecto de los infrarrojos). Es un mecanismo de defensa que se compensa con el sudor (refrigeración natural).
  • Mejora el humor y produce bienestar.
  • Baja la presión arterial (vasodilatación), disminuyendo la sobrecarga del corazón.
  • Estimula la glándula pineal y la hipófisis.
  • Estimula las glándulas endocrinas (sexuales).
  • Favorece la odontogénesis y la osteogénesis.
  • Purifica la sangre por el sudor (liberación de toxinas, ácido úrico…).
  • Hace bajar algo el azúcar de la sangre.
  • Facilita el depósito de vitamina A y D en el hígado
  • Aumenta las defensas naturales (el número de leucocitos).
  • Aumenta los eritrocitos y la hemoglobina (efecto antianémico).
  • Reconstituyente y vigorizante general.
  • Ayuda a reparar los tejidos y a curar las heridas

Antes de terminar este artículo quiero transmitir el último mensaje, que puede servir de resumen:

1º Para pasar un buen verano libre de incidencias y complicaciones solares conviene se siga los consejos expuestos en este artículo.

2º Tenéis que ampliar los conocimientos sobre protección solar. Pidiendo asesoramiento y folletos informativos sobre protectores solares como cremas, lociones, geles, aceites, sprays… en las oficinas de farmacia y pensando, sobre todo, en vuestro caso particular (fototipo de la piel, sensibilidad al sol, antecedentes y problemas cutáneos específicos…). A veces es útil consultar páginas fiables de Internet.

3º En caso de duda o sospecha (lunar, protuberancia o mancha de la piel que cambia, úlcera o herida que pica, no cicatriza o sangra, etcétera) sería necesario consultar con el médico de atención primaria o con un dermatólogo, antes de irse de vacaciones.

4º Recordar, que la exposición al sol de los lactantes y niños pequeños es asunto aparte, ya que no deben exponerse al sol hasta que no hayan cumplido como mínimo los 6 meses de edad. En caso de duda hay que consultar con el pediatra.

5º Seguir las campañas sanitarias de protección solar cada año.

Víctor López García

Julio, 2022

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